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Arquitectos: Pachon-Paredes
- Área: 101 m²
- Año: 2022
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Fotografías:Luis Asín
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Proveedores: Luis Asín
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Nos encontramos con un piso ultra-compartimentado con 9 estancias repartidas en tan solo 100m2. El edificio construido a finales de los años 50 por el equipo de la obra sindical (liderado por Moreno Barberá, y compuesto entre otros por Cano Lasso, De la Joya o Benlloch La Roda) de tipología de bloque-torre de 15 alturas, corona el comienzo del actual triunfo urbano “Madrid Rio”. La torre, situada en un límite muy importante para la ciudad, forma parte de un experimento urbanístico “La colonia de San Antonio”, hoy olvidado, que daba respuesta a una isla urbana que había quedado rodeada entre la casa de campo, la megacalle motorizada M-30, el rio y el centro de la ciudad. La propuesta urbana, herencia del movimiento moderno, desplegó a lo largo del rio diversas tipologías edificatorias, mezclando espacios de lo natural y de lo construido y variedad de equipamientos… creando ciudad y permitiendo que todavía hoy subsista como barrio.
El carácter experimental de la propuesta nace de una indefinición funcional y una limitación económica. Se necesitan hábitats de distintas naturalezas pero que, de alguna forma, coexistan individualmente o de forma híbrida en el mismo espacio. Hábitat laboral, ocio-deportivo y doméstico, tendrán que transformase, adaptarse y coexistir en un espacio que por fuerza ha de ser “NO BINARIO”. No se requiere un espacio híbrido de forma fija, sino que tenga la capacidad espacio-tiempo de variar según las necesidades de sus usuarios y contextos de cada momento, ya sea diariamente, semanalmente o por largos periodos.
Se llega a la estructura original del edificio definiendo las reglas que dan lugar a las nuevas sinergias requeridas. Se configuran así unos límites latentes, en forma de planta de iglesia de cruz latina, resultantes de la realidad estructural de la tipología de torre, renegando de la compartimentación interna original (producto de otra cultura y etapa histórica). Se define como un espacio “estructura” en el que no se distinguen espacios asociados a una función: salón, sala de espera o sala de baile o yoga; una espaldera o una estantería, un despacho o estudio; un comedor o sala de reuniones, una cocina o una mesa de trabajo, etc…Los espacios no son herederos de su función, sino de otra serie de cuestiones relacionadas con la estructura, la energía, el tiempo o su libertad de interpretación por quien lo vaya a usar, vivir o explotar.
Así, por un lado, el aire que llena la cruz latina configura el espacio “libre” no definido, modulado en 5 cuadrantes de dimensión similar, con distintas posibilidades de orientación y energéticas, un espacio misceláneo, como si de un escenario se tratara, donde distintas obras y géneros pueden tener lugar y contexto. Por otro lado, los cuadrantes inversos a la cruz latina engloban los espacios “programados”, de uso mas fijo, y que dan soporte a cualquiera de las funciones que ocurran en el espacio “libre”.
El mobiliario, los objetos, materiales y los detalles constructivos tenían que ser no binarios también: La isla de la cocina, es simultáneamente una mesa de trabajo, las texturas de las paredes y su construcción no dejan claro si son paramentos, panelados, puertas, o armarios. Nada está vinculado a un uso especifico en arquitectura. El maquillaje (tecnológico o no) específico de cada uso —electrodomésticos, vajilla, en caso de lo doméstico; ordenadores, papelería, impresoras, en lo laboral; espalderas, barras o suelos técnicos en el caso de lo deportivo— queda oculto camuflado o integrado en el conjunto, evitando así cualquier relación con la función, y como decía Jacques Hondelatte, “no comprometiendo la libertad de uso”.
Como en una obra o en un cuerpo, quedan solo vistos, desnudos y naturales aquellos elementos comunes a las tipologías binarias de la arquitectura: iluminación, instalaciones, servicios, sillas, mesas, ventanas, suelo, paredes techo, estructura.